El Apolinarismo fue condenado por el Concilio Segundo General en Constantinopla en 381. Esta herejía niega la verdadera y completa humanidad en la persona de Jesús, la cual a su vez, pone en peligro el valor de la redención ya que en ésta, Jesús es declarado tanto Dios y hombre como para llevar a cabo este acto. Él necesitaba ser Dios para ofrecer un sacrificio puro y santo de valor suficiente; y necesitaba ser un hombre para poder morir por los hombres.
Jesús es totalmente Dios y hombre. Esto se conoce como la Unión Hipostática.
- “Al principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios y la Palabra era Dios…y la Palabra se convirtió en carne y habitó entre nosotros…” (Juan 1:1, 14).
- “porque en Él habita corporalmente toda la deidad.” (Col 2:9).
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