viernes, 1 de junio de 2012

¿Es esclavitud la sumisión de una esposa a su marido?

En nuestra cultura, la palabra “sumisión” ha sido mal usada y abusada. Muchos piensan en “esclavitud” y el hecho de que una mujer puede ser “pisoteada” cuando la palabra es usada. Es fácil permitir que la cultura cambie el significado de un término. Los puntos de vista culturales acerca de la sumisión permiten que una persona débil sea usada por una persona más fuerte o que una persona en menor posición social valga menos y sus derechos sean pisoteados por alguien de una mayor posición social o “valor”. Pero esto, no es lo que la Biblia quiere decir cuando se refiere a “sumisión”. Con frecuencia los pecadores tuercen y pervierten el término pero esto, no cambia el concepto bíblico de sumisión.
Primero: La sumisión es realmente una acción voluntaria de la esposa. El Señor les ordena a las esposas que se sometan a sus esposos (Ef 5:22; 1 P 3:1). Sin embargo, no hay ningún lugar en la Escritura en el que los maridos les ordenan a sus esposas a que se sometan a ellos. Una esposa escoge seguir el liderazgo de su esposo. De otro lado, los esclavos no escogen seguir al amo. Sus decisiones están regidas por sus amos. Cuando una mujer se somete a su esposo, realmente, ella se está sometiendo al Señor. Este es un acto de adoración y amor para su salvador, no uno de debilidad esclava.
Segundo: Una mujer no está obligada a someter todo a los deseos del esposo. Cuando un marido desea que su esposa haga algo que no es bíblico, ella está obligada a obedecer al Señor antes que a su esposo. Pedro y Juan lo dejaron claro delante del Sumo Sacerdote, el Concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel, después de ser liberados de la prisión (Hch 5:17-42). Cuando a ellos se les ordenó no hablar más en el nombre de Jesús, respondieron: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.” (v. 29). A ellos se les pidió que hicieran algo contrario a las palabras de Jesús (Mt 28:18-20). Ellos no estaban obligados a obedecer este requisito.
Un marido no creyente puede pedirle a su esposa cristiana que deje de asistir a la iglesia. Pero ella no está obligada a obedecer en esta circunstancia. Su mayor alianza es hacia el Señor y la comunión entre creyentes es bíblica. Algunas mujeres son presionadas para dejar que la pornografía entre en la relación de matrimonio. Sin embargo, la pornografía es adulterio en papel y una mujer no está obligada a someterse a este requisito pecaminoso. Los esclavos están obligados a obedecer cualquier deseo de sus amos; una esposa no está obligada a cumplir deseos que excedan los preceptos de la obediencia bíblica y por lo tanto, ella no es una esclava de su esposo.
Se puede plantear la pregunta, ¿del por qué un esposo no tiene que someterse a la esposa? Si los hombres y las mujeres son creados a la imagen de Dios, y por lo tanto son de igual valor, ¿por qué entonces se le ordena solo a la mujer que se someta?
No se deberá concluir que un hombre es libre de hacer cualquier cosa que él escoja hacer. Él debe someterse a Dios y en cierta medida a la autoridad de la iglesia (Mt 18:15-17; 1 Co 11:3). Un hombre debe sostener un estándar de obediencia alto. Él, no sólo debe someterse a Dios, sino que también debe liderar a su esposa de forma auto-sacrificial: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,” (Ef 5:25). No todo esposo hace esto, pero una esposa debe saber que la sumisión de ella es “hacia” el Señor; en obediencia a Dios, la cual, tiene un significado eterno y será un testimonio para otros:
  • 1ª Pedro 3:1-2: “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, 2 considerando vuestra conducta casta y respetuosa.”
Dios ha creado una estructura de relación por la cual el marido es la cabeza (líder) de la esposa:
  • 1ª Corintios 11:3: “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.”
Esto, no tiene nada que ver con valor, porque tanto el esposo como la esposa son creados a la imagen de Dios y ambos son co-herederos del evangelio. Pero si existe un líder, debe haber alguien que sigue. Esta relación de marido como el líder y de la esposa como la seguidora, es realmente un retrato de Cristo y Su esposa, la Iglesia (Ef 5:25-32). Cuando una mujer se somete voluntariamente, ella señala ese retrato, trayendo gloria a Dios.

Por Shelley Poston
miapic.com

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