jueves, 31 de mayo de 2012

¿Pertenece el Evangelio de María Magdalena al Nuevo Testamento?


¿Cuál es el Evangelio de María Magdalena?

También conocido como el Evangelio de María, es una obra gnóstica escrita en el siglo 2º alrededor de 120-180 d.C. Aunque supuestamente escrito por María Magdalena, de acuerdo a los eruditos modernos, este evangelio está realmente relacionado como escrito anónimamente por alguien de los círculos gnósticos. En el siglo 2º era común que los escritores anónimos le atribuyeran la autoría del escrito a una figura popular en el NT a sus evangelios para poder obtener credibilidad. El mismo fenómeno ocurre con el Evangelio de Tomás, el Evangelio de Pedro, el Evangelio de Felipe y otros escritos del siglo 2º.
Solo algunos fragmentos del Evangelio de María se conservan hoy. Hubo aproximadamente 9 capítulos escritos originalmente en este evangelio, pero los capítulos 1 al 3, parte del 4 y 5 y del 6 al 8 están perdidos.
Debido a que fue escrito tardíamente, este evangelio no estuvo incluido en el canon del NT el cual está compuesto por libros escritos en el siglo 1º ya sea por los apóstoles o por compañeros de los apóstoles. Debido a las fechas tan tempranas y a la conexión con el histórico Jesús, los Evangelios del Nuevo Testamento nos dan un retrato mucho más confiables de Jesús que cualquier evangelio gnóstico, particularmente el de María Magdalena.

¿Qué enseña el Evangelio de María Magdalena?

  1. Este evangelio tiene una particular enseñanza que reemplaza a los discípulos hombres.
    1. En contraste, el Nuevo Testamento enseña que si alguien recibió instrucciones especiales fueron Pedro, Santiago y Juan, quienes fueron parte del círculo íntimo. Esto no niega que efectivamente María Magdalena recibió instrucciones del Señor, pero a ella no se le dio preeminencia sobre los otros seguidores de Jesús fueran hombres o mujeres.Este evangelio también enseña que el mundo está corrupto y será destruido.
  2. En contraste, el Nuevo Testamento enseña que el mundo material será hecho nuevamente.
    1. Tampoco enseña que el mundo es maligno en sí mismo. Por ejemplo, el cuerpo no es maligno, pero seremos resucitados físicamente (Cf. Lucas 24:39; Juan 2:19-21).

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